11º. Las manzanas de las Hespérides.
Con motivo de las bodas de Zeus y
Hera, Gea plantó en la costa occidental del Océano un jardín con manzanas de
oro. Cuatro doncellas, llamadas Hespérides, lo cuidaban con la ayuda de un
dragón de cien cabezas (Ladón). No se sabía dónde estaba dicho jardín.
Hércules obliga al viejo hombre del
mar, Nereo, a que le indique el camino. Al pasar por Libia se enfrenta a Anteo,
hijo de la tierra, y lo vence. Vence a los pigmeos
(cércopes,
según versiones, dos hermanos bufones y ladrones; Hércules los cogió como
a dos
cabritos y los llevó a vender al mercado; aunque le hicieron gracia y los
soltó) que le
robaron las armas mientras dormía. Prosiguiendo su camino libera a Prometeo que estaba
encadenado en el Cáucaso; éste le enseña el camino. Para llegar al Atlántico
abrió
el estrecho entre Europa y África; (Columnas de Hércules: Abila y Calpe).
Prometeo
le había aconsejado que entrase él a robar las manzanas; por ello hizo un
pacto
con Atlante; le sostuvo la bola del mundo mientras fue a robarlas; pero Atlante
no quería volver a cargar con semejante peso. Hércules acudió a la astucia de
la
almohadilla.
Y así logró deshacerse de la carga. Euristeo no quiso coger las manzanas,
pues
sólo quería desembarazarse de Hércules; éste las depositó en el altar de
Atenea,
que
las devolvió al Jardín de las Hespérides.
ARANTXA SÁNCHEZ PLA 4A
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