Hércules
debía capturar a la cierva de Cerinia para llevarla viva a Micenas y
entregarla a Euristeo. La cierva estaba consagrada por Artemisa, ya
que era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado
capturar para que llevaran su carro y había sido la única que había
conseguido escapar.
La
cierva tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro. Era muy veloz
y a Hércules le resultó muy difícil atraparla, por lo que la
persiguió día y noche hasta el país de los Hiperbóreos.
La
dificultad de Hércules era que no tenía que derramar ni una sola
gota de sangre de la cierva porque, si lo hacía, tendría que sufrir
un castigo. Aprovechando que la cierva bebía agua, Hércules le
atravesó por la piel de sus dos patas, utilizando una flecha que
pasó entre el tendón y el hueso sin llegar a derramar su sangre.
Hércules
tardó en conseguir esta hazaña 12 meses. Cuando lo hizo la llevó a
Euristeo, pero Artemisa lo reprendió por la herida de la cierva.
Hércules culpó a Euristeo y así consiguió escapar del castigo.
Teresa Rumenova 4ºB
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