DONES ROMANES
AGRIPINA LA MENOR – EMPERATRIZ ROMANA – S. l
Nació el año 15 d.C. Se la conocía como Agripina la menor debido a que llevaba el mismo nombre que su madre. Era bisnieta de Octavio Augusto, padre de Julia. Julia contrajo matrimonio con Agripa y de ese matrimonio nació Agripina la mayor, quien se casó con el admirado Germánico. De ese matrimonio nacieron Druso, Nerón , Cayo Calígula y Agripina.
Durante su infancia fue reconocida en toda Roma por ser hija del magnífico Germánico, quien según muchos estaba destinado por los dioses a regir los destinos del Imperio. Pero los hilos que teje la diosa Fortuna son inescrutables, y no llevaron al glorioso Germánico a ser emperador. Sería su hijo Cayo, popularmente conocido como Calígula, quien dirigiría de manera sangrienta el destino de Roma como sucesor del taciturno Tiberio.
A la edad de 12 años, en el año 28, Agripina se casó con Cneo Domicio Enobarbo, quien tenía 15 años más que ella y una reputación execrable. Además, ya era viudo de una débil mujer, llamada Manlia, que había preferido la muerte antes que seguir al lado de semejante hombre. Este noble, de rancia familia aristocrática, fue el padre del único hijo que tuvo Agripina, a los 21 años: Lucio Domicio Enobarbo, el futuro emperador Nerón. El propio esposo de Agripina reconoció que de dos temperamentos como los suyos solo podía salir un monstruo.
Después de varios conflictos y distanciamientos, Cneo Domicio murió en el año 40, legándole a su viuda una considerable fortuna.
Cuando Calígula fue asesinado por la guardia pretoriana, su sucesor, Claudio, hizo regresar a Roma a Agripina y a su hermana. Agripina contrajo matrimonio con el honorable cónsul Crispo, atraída por las riquezas que poseía éste. Posteriormente, cuando la esposa de Claudio, Mesalina, fue condenada a muerte, Agripina sintió que había llegado su momento. Envenenó a su esposo, y al fin a los 34 años, tenía el camino libre para seducir al emperador y abrirle el camino a su hijo de 11 años, el futuro emperador Nerón.
Agripina la Menor manchó sus manos de sangre para conseguir que su familia subiera al trono del imperio romano. Costara lo que costara, incluso su propia vida. Ante la afirmación que unos astrólogos le hicieron de que su hijo Nerón, efectivamente llegaría a ser emperador pero también que mataría a su propia madre, respondió con estas duras palabras: Que me mate, con tal de que reine.
Isabella Van Treek y Eva Benitez 4ºB
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